Érase una vez un grupo de jóvenes criollos, cada uno en la suya, hasta que se dieron cuenta que el virreinato de Ing. Maschwitz estaba aburrido. Sí, había y hay fiestas en quintas cada fin de semana pero no había actividades verdaderamente culturales -cada muerte de obispo-, que ayuden a fomentarlas a plena luz del día y con la participación de toda la familia. Es por eso que se reunieron en asambleas que llamaron «tertulias» para arengar a más criollos, españoles, indios y algunas gauchitas muy lindas para comenzar una pequeña rebelión en la granja.
Así nace el Cultural del año 09, una logia casi secreta reunida en el fondo de alguna casa y con vecinos con muchas energías para fomentar actividades culturales. Luego se llamó Colectivo Cultural por cuestiones de marketing que ayuden a la difusión y comenzó a llenarse de colectiveros y de actividades casi todos los fines de semana hasta que se decidió hacer una revolución: independizarse del espacio de la Soc. de Fomento, echar alas y formar su propio centro cultural. Para ello se procedió a tomar posesión pacífica, sin fines de lucro y con fines comunitarios un antiguo cabildo abandonado llamado Cine Gloria (posteriormente funcionó como aduana algodonera).
El 25 de mayo el Pueblo querrá saber… ¡¡Los números del bingo que organizamos con motivo de la campaña «Una moneda pa’l techo»!!. Sí, señores y señoras de peinetones, este 25 de Mayo lo pasamos a pura pompa con una pequeña gesta patriótica que consistió en enviar a los más osados colectiveros al armazón de metal que sobrevivió de lo que alguna vez fue un techo. Están ahí arriba esperando a que vos (sí, vos) te acerques a partir de las 12 hs. con el cinturón flojo para que puedas comer un rico locro que preparamos con la receta de la abuela y disfrutes unos buenos espectáculos. Apenas termine el provechito y el show arrancamos con el bingo donde no hay perdedores; algunos tendrán premios y los más afortunados tendremos un techo para que el centro cultural pueda sortear otro obstáculo más: la temerosa y aguafiesta lluvia.
Esta revolución cultural y pacífica, envidia de Gandhi y Mandela, no termina con el techo sino hasta que seamos un país propio donde nuestra bandera sea un lienzo, nuestras armas sean la música, nuestras declaraciones sean poesías y nuestros embajadores artistas. Esto no se termina cuando se enfríe el locro -lo volvemos a calentar, en todo caso-. Todas las gestas patrióticas no se hicieron en un día pero necesitamos un día para descansar, recordarlas y colmarnos de inspiración. Este centro cultural apenas comienza y vos sos el protagonista que nos ayuda con mucho o poco, con calor o con frío. Subite al Colectivo Cultural donde hay mucho espacio adelante.
22 mayo, 2012 a las 14:56
Que bueno !!!!Me encanta todo lo que hacen, vale la pena, no se detengan nunca , esto nos hace falta , nos alimenta el alma, y también la panza , por el locro digo.
Daniel de Dique Luján.